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El albo fue una lágrima
30/09/2017. Gimnasia y Tiro perdió en su debut como local ante Sarmiento de Chaco. Lo demostrado en cancha alarma a propios y extraños.
El albo perdió anoche 2 a 1 ante Sarmiento de Resistencia en el Gigante del Norte mostrando un flojísimo rendimiento en todas las líneas que preocupa e invita a los replanteos.
El arranque fue de terror. Porque no había orden y solvencia en el mediocampo. Porque las dudas y los nervios invadían los cuerpos y porque el vértigo de los volantes ofensivos de la visita eran una daga difícil de eludir para una frágil y errática defensa que no hacía pie, sobre todo por el sector de Nelson Ibarlucea y Fabio Giménez, quien, como atenuante no menor, durante toda la etapa precompetitiva jugó como volante de creación para asistir a Pablo Motta, pero que las inesperadas bajas en defensa lo hicieron volver a su puesto original, donde no estuvo fino a la hora de marcar.
El albo padecía en seis minutos el mismo “karma” que lo atormentó en los 180 que jugó en condición de visitante, pero solo en seis: allí Sarmiento, que llegó y golpeó dos veces, parecía que cerraría demasiado pronto la persiana del partido, poniéndose 2 a 0 aún cuando muchos desprevenidos comenzaban a poblar las plateas y a desayunarse con un resultado adverso en el prólogo.
Primero fue Ángel Piz el que aprovechó las bondades defensivas que ofrecía Gimnasia por la banda derecha del ataque chaqueño y la mandó a la red en apenas 3 minutos de juego. Y 180 segundos más tarde, Luis Silba cumplió la ley del ex mandándola a guardar ante una defensa impávida.
A partir de allí todo se hizo cuesta arriba, porque el golpe de nocaut anímico fue difícil de digerir y el albo tuvo que bancar todo un partido condicionado al murmullo lógico de un equipo que no ofrecía nada, solo desconciertos. No hubo mucho más de los chaqueños, pero tampoco del lado de Gimnasia, que mostraba solo algunos pincelazos de Motta que no llegaron a contagiar.
Pero la reacción llegó en los 10 minutos finales y el premio a la intentona fue el descuento, que llegó por obra de Luis Rivero, tras un balón detenido, a los 38’ de juego.
Los que pensábamos que el descuento abriría otro partido, nos marchamos del Gigante equivocados y decepcionados. Porque en el complemento el millonario fue solo empuje y actitud, pero sin darle un sentido a cada arremetida, solo pelotazos a la marchanta.
Así se quemaron los minutos, con los déficits del primer tiempo maximizados en la etapa final, con Ibarlucea improvisado como zaguero central totalmente desconcertado y con López Macri con un peso muy liviano en la generación, como puntos más flacos.
En fin, Gimnasia lo perdió en dos descuidos ante un contrincante que aprovechó las falencias rivales y nada más, y luego no tuvo las ideas como para remontar la adversidad. Si se quiere evitar seguir padeciendo en una zona muy competitiva es mucho lo que se debe replantear para lo que viene.
Fuente de la Información: El Tribuno