Muerte súbita
RCP: por cada minuto de demora disminuye 10% la posibilidad de sobrevida
22/08/2018. En la Argentina, se producen cerca de 40 mil muertes súbitas al año y el 70% de los casos ocurren fuera de los hospitales. (Infobae)
Definida como el deceso de una persona que ocurre naturalmente y de forma inesperada, independientemente de su edad, dentro de la primera hora del comienzo de los síntomas, las causas de la muerte súbita y las cifras varían con la edad.
Según estudios internacionales, en menores de 35 años se producen una o dos muertes súbitas por cada 100 mil personas que están haciendo actividad física, debidas mayormente a enfermedades congénitas del corazón. En mayores de 40 años, en cambio, las estadísticas reflejan que hay una muerte súbita cada 18 mil personas que están haciendo un deporte, especialmente a causa de isquemia coronaria y arritmias graves. Por otro lado, la incidencia en niños oscila entre uno y seis chicos por cada 100 mil al año.
Pese a la característica repentina de estos decesos, estudios indican que cinco de cada diez pacientes que sufrieron una muerte súbita tuvieron síntomas previos, como desmayos repetidos, palpitaciones fuertes y dolores en el pecho. Es por eso que, frente a alguno de estos cuadros, es esencial recurrir al médico para un chequeo integral.
Si una persona cae inconsciente de manera imprevista, lo primero que hay que hacer es llamar al servicio local de emergencias médicas y comenzar rápidamente las maniobras de RCP.
Cómo actuar ante una situación de desvanecimiento súbito y cómo realizar las maniobras de RCP:
– Verifique que la escena sea segura para usted ante todo. Si la víctima no responde y no respira con normalidad (o sólo jadea/boquea) activar el servicio de emergencias y comenzar la RCP.
– Asegúrese de que la víctima esté tendida de espaldas y sobre una superficie firme y plana.
– Retire su ropa para dejar el pecho descubierto.
– Colóquese de rodillas de manera perpendicular al cuerpo de la víctima, ubique la base de una mano en el centro del pecho (sobre la mitad inferior del esternón) y la otra por encima de la primera.
– Con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comience a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de forma constante (el ritmo y frecuencia debe ser entre 100 y 120 compresiones por minuto). Deje que el tórax vuelva a su posición normal. Trate de hacerlo hasta que la víctima se recupere, o hasta la llegada de la ambulancia. Si es posible, emplee un DEA.
Fuente de la Información: Infobae