Edgardo Oviedo agradeció la intervención del muchacho que evitó que él muriera desangrado. Además, Salva recibió golpes porque quería defender la plata que se había caído tras el impacto.
Este martes, en diálogo exclusivo con Profesional, Edgardo Oviedo, que fue atropellado hace nueve meses por Juan Sebastián Albornoz a la salida de un boliche en avenida Paraguay y que le cambió la vida para siempre, destacó la intervención de un muchacho del que nadie habló.
Oviedo contó que Nahuel Jesús Maximiliano Salva es un integrante del Servicio Penitenciario de la provincia, y actualmente se encuentra en la Penitenciaria N°5 de Tartagal. En el momento del hecho, Salva cruzó “sin dudarlo” y con unos guantes que tenía en el bolsillo pudo hacerle dos torniquetes en las piernas, sino, Edgardo podía morir desangrado en dos minutos.
Además, sostuvo que la plata que habían recaudado “voló por todos lados” y la gente la agarraba, por lo que Salva se quejó de eso y “recibió golpes”. Luego, el penitenciario se abocó a él, pudo asistir también a su señora y luego llegó la ambulancia, donde intervino para que lo trasladen primero a Edgardo porque estaba inconsciente.
“Yo pedí conocerlo, él no quería tener protagonismo. Era rescatista y cuando pasó lo del accidente estaba recibiéndose de guardiacárcel”, contó.
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