Argentina

Esperan entre 8 y 20 años de prisiónArranca el juicio de “la casa del horror”: el caso de los tres nenes torturados y obligados a comer excremento

Este miércoles, la Cámara del Crimen de Río Gallegos comienza a juzgar al padre de los menores y a su pareja. Enfrentan penas de hasta 20 años de cárcel por someter a un infierno a dos varones y a una nena.

La Cámara del Crimen de Río Gallegos realizará este miércoles el juicio a un padre y a su pareja por torturar a sus tres hijos -dos varones y una nena de entre 10 y 13 años-, a quienes golpeaban, encerraban y obligaban a comer excremento y vómito.

David F. y Roxana V. (ambos tenían 33 años al momento de los hechos) se sentarán en el banquillo de los acusados frente al tribunal encabezado por el juez Joaquín Cabral. Afrontan penas de entre 8 y 20 años por “lesiones graves calificadas por ensañamiento y alevosía, amenazas y reducción a la servidumbre”.

Todo ocurrió en julio de 2021, en un departamento en la zona céntrica de la capital de Santa Cruz, y en el contexto de las medidas de aislamiento ante la pandemia de Covid-19. El caso se destapó cuando los dos varones -de 13 y 10 años- lograron escapar por una ventana del baño y corrieron a la comisaría.

Una vez allí, denunciaron los continuos maltratos: ante los policías, los chicos contaron que eran torturados, que los hacían comer caca y vómito, que los golpeaban con un caño y los tenían encerrados todo el día. El impulso que los había llevado a escaparse de la casa era la rotura de una tablet y, ante esa situación, el riesgo de sufrir un castigo aún mayor.

En diciembre, la jueza Marcela Quintana ordenó la detención de la pareja tras las cámaras Gesell practicadas a los menores y los exámenes médicos que constataron en las víctimas lesiones de larga data y compatibles con torturas.

“Gracias a que esa tablet se rompió y por el miedo a morir, ellos pudieron salvar sus vidas”, planteó Jorge Godoy, de la Defensoría Pública Oficial de Niños, Niñas y Adolescentes N°2 de Santa Cruz. “En la época en que ocurrieron estos hechos estábamos en pandemia. Además de estar encerrados, estos chicos no iban a la escuela, que es uno de los detectores principales de la vulneración de los derechos de los niños”, situó.

Antes de vivir con el papá y su pareja, los tres hermanos se habían ido de la casa de su mamá biológica “porque el padrastro les pegaba”, mencionó Godoy.

Y siguió: “La mamá biológica estaba involucrada en una causa por drogas. Sufrían una situación de extrema vulnerabilidad”.

El nombre completo y la cara de los acusados se reserva para no revictimizar a los menores. (Foto: Facebook / David F. y Roxana V.)
El nombre completo y la cara de los acusados se reserva para no revictimizar a los menores. (Foto: Facebook / David F. y Roxana V.)

Torturas, deformidades y un pacto suicida

Lo que vino después fue un infierno aún peor. “Los golpeaban a puño cerrado en todo el cuerpo. Les pegaban con un cinturón, con un caño metálico. Los torturaban, les abrían la boca con los dedos y se la estiraban. A mordidas y tirones, la mujer le deformó la oreja al más chico y después le extraía la sangre acumulada con una jeringa”, describió Godoy, y fue más allá: “Los chicos llegaron al extremo de hacer un pacto suicida si algo le pasaba a alguno de ellos”, revela.

Incluso, el menor de los hermanos, por el terror que le tenía a su madrastra, “empezó a hacerse caca encima y esta mujer lo hacía comerse su propia materia fecal”. Una vez, la nena vomitó durante la comida y la detenida “la obligó a comer del plato con el vómito”.

A los hermanos también los encerraban en una habitación y allí pasaban casi todo el día. Los hacía limpiar y el mayor “era obligado a prepararle la comida a la mujer y llevársela a la habitación. Los trataba como si fuesen esclavos”, detalló el defensor, y agrega: “El padre también participaba de los maltratos”.

El mayor, que hoy tiene 16 años, declarará en el juicio. “Quiere hablar y contar lo que le pasó a él y a sus hermanos. Pidió expresamente que no estuvieran el padre ni la madrastra”, retomó Godoy, y siguió: “El más chico, por su edad, no puede declarar. Pero quiere expresar de alguna manera lo que él espera del juicio y probablemente haga un video”.

“Habrá que demostrar cada uno de los delitos y de allí irán surgiendo las agravantes que pueden tener impacto en las condenas, aunque las pruebas son contundentes”, señaló el defensor. “Por la cantidad de elementos probatorios y de testigos, es posible que el juicio se demore más de un día”, sugirió.

 

Fuente: TN

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