Política

PolémicaEn el Senado nacional: Villarruel promete reabrir todas las causas por las víctimas de Montoneros

Victoria Villarruel y Claudia Rucci Foto: Federico Lopez Claro

La vicepresidenta reivindicó su lucha por la “verdad completa” de la violencia política de los ‘70 en un acto en el que se recordó a víctimas de las organizaciones guerrilleras y de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA.

La vicepresidenta Victoria Villarruel aseguró que buscará reabrir las causas judiciales por los asesinatos cometidos durante la violencia política de la década del 70 por dirigentes de organizaciones guerrilleras, como Montoneros, de quienes dijo que los quiere ver presos y a los que acusó de ser “los protegidos de Néstor y Cristina Kirchner”.

“Argentina merece no ser un nido de impunidad y para eso hace falta que construyamos sobre los cimientos que se hacen con justicia. Por eso, reabriremos todas las causas de víctimas del terrorismo, para que sea la Justicia la que haga lo que debió hacer hace más de 20 años. Todos los montoneros tienen que estar presos, respondiendo por ensangrentar nuestra Nación”, sentenció Villarruel.

Desde el entorno de la vicepresidenta indicaron que el pedido de reapertura de las causas, algo que ya se intentó en varias oportunidades, sin éxito, será realizado por la Asociación Civil Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), fundada por la propia Villarruel.

La vicepresidenta encabezó un acto en el Senado por el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, fecha instaurada por la ONU en 2017. En su intervención, Villarruel tomó distancia de la polémica generada en el bloque de diputados libertarios por la visita a exrepresores detenidos en el penal de Ezeiza, al reclamar el enjuiciamiento de los dirigentes de organizaciones guerrilleras y eludir cualquier mención a la posibilidad de liberar a los condenados por delitos de lesa humanidad y de terrorismo de Estado durante la última dictadura militar.

En un discurso en el que reivindicó su lucha por “la verdad completa”, la vicepresidenta acusó sin medias tintas a Néstor y Cristina Kirchner de proteger a los responsables de la violencia política de los ‘70 y de haber convertido en un negocio la reivindicación de la lucha por los derechos humanos de las víctimas del terrorismo de Estado.

En ese sentido, Villarruel se congratuló por haber tomado la bandera “de la lucha por la memoria completa” cuando tenía 28 años. “No sería la misma persona hoy si no hubiera persistido en esta batalla contra lo más oscuro de la maldad humana”, afirmó.

“Lo que hoy estamos haciendo acá era impensado hace 20 años atrás. Que estemos homenajeando a las víctimas del terrorismo parecía algo imposible en un país cuando desde el Estado se ensalzaba, vanagloriaban y elevaban los crímenes atroces del terrorismo”, acusó.

En ese momento, Villarruel apuntó sus acusaciones contra el kirchnerismo, al que responsabilizó de haber levantado una pared de silencio sobre las víctimas de las organizaciones terroristas.

“Parecía utópico que hubiera resquicios de la luz de la verdad en la muralla de la oscuridad pestilente que construyó el kirchnerismo sobre la década más dolorosa de nuestra historia. Era francamente peligroso denunciar los crímenes de los protegidos de Néstor y Cristina Kirchner”, sentenció.

En ese sentido, Villarruel dijo que quienes sostuvieron esa prédica fueron “unos pequeños David frente al Goliat que tenía todo el poder estatal para garantizarse su impunidad, reescribir nuestra historia y enriquecerse sus bolsillos con el dolor de todos los argentinos”.

La primera oradora del acto fue Claudia Rucci, en su doble papel de directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado, que organizó el homenaje, e hija de José Ignacio Rucci, el dirigente metalúrgico y exsecretario general de la CGT que fue asesinado por Montoneros el 25 de septiembre de 1973.

Rucci explicó el homenaje en la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas del Terrorismo, y dijo que la ceremonia tenía por finalidad “reivindicar al más fundamental de los derechos: el derecho a la vida, a que ésta no sea atacada con argumentaciones y justificaciones de ningún tipo”.

La funcionaria del Senado rememoró el día que asesinaron a su padre y cómo fue llevada, junto a un hermano, a la casa de una familia amiga para no contarles lo que había sucedido y cómo se enteró al ver en la televisión la noticia del ataque. “No recuerdo mucho más a partir de ese momento, sólo tengo presente que cuando pude volver a ir a la escuela, en el auto que nos trasladaba siempre iba en el asiento de atrás, en posición fetal”.

Según Rucci, el trauma le provocó que durante muchos años soñara con que su casa volaba por los aires y que ella quedaba enterrada entre los escombros. “Con el paso del tiempo supe que eso se llamaba terror”, agregó.

“Reclamamos que la verdad sea sólo la verdad, que lo que ocurrió se relate como ocurrió, que el dolor que produjo cada crimen no se haga más grande por el nuevo dolor que genera el olvido”, concluyó.

Tras las palabras de Rucci fue el turno de Gloria Paulik, hija del oficial Juan Paulik, asesinado en el atentado al comedor de la Superintendencia de la Policía Federal, atacado con una bomba el 2 de julio de 1976 por el grupo guerrillero peronista Montoneros con un saldo de 23 víctimas fatales.

“A mi padre lo mataron los Montoneros, que acompañaron a distintos gobiernos y que fueron indemnizados. Ellos dicen con gozo que nunca fueron condenados”, sostuvo la mujer ante el auditorio y con la voz quebrada. Paulik también relató con crudeza que durante mucho tiempo debió pasar su dolor en silencio y agradeció a la vicepresidenta porque “después de 42 años fue la única que me abrió la puerta para escucharme, para contenerme, para entenderme, para acariciarme un poco el alma”.

Antes de la intervención de Villarruel habló Luis Czyzewski, padre de Paola, una de las víctimas del atentado a la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), quien narró cómo fueron las circunstancias que llevaron a su hija a estar en el edificio del barrio de Once –”al que nunca había ido antes”, destacó–, aquel fatídico día 18 de julio de 1994 que le costó la vida a 85 personas. “De esto no hay ningún libro y ninguna persona que pueda decir debés hacer esto o lo otro”, dijo, antes de afirmar que desde el día del ataque vive con su familia “con una mochila puesta”. “Desde aquel día lo que hicimos fue a aprender a vivir con esta mochila puesta”, agregó.

 

 

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