Tanto los trabajadores del sector privado formal, como los estatales y los empleados que se encuentran en negro tuvieron ajustes superiores al IPC del séptimo mes del año.
Los salarios de los trabajadores aumentaron 7,5% promedio en julio, con lo que superaron por 3,5 puntos porcentuales a la inflación del séptimo mes del año, según las cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
En esta oportunidad, todas las ramas de trabajadores (formales, informales y estatales) lograron recuperar poder adquisitivo. Los empleados del sector privado formal tuvieron un ajuste de sueldos de 6,3% (contra un IPC del 4%), los pertenecientes al sector público tuvieron un incremento medio del 6,7% y los informales, lograron un ajuste promedio del 15,1%.
No obstante, no todos le están ganando a la inflación en el acumulado de los primeros siete meses del año. Según el Indec el Índice de Precios al Consumidor (IPC) avanzó 87% entre enero y julio, valor que supera por 2,1 puntos al incremento salarial de los trabajadores del Estado. Sí se mantienen por arriba de la inflación los trabajadores informales (sus sueldos aumentaron 95,4% nominal en el año) y los empleados del sector privado registrado (105,8%).
Claro está, que ninguna de las categorías de trabajadores ha podido recuperar todavía todo el terreno perdido durante los últimos meses del año pasado. De hecho, si se analizan las comparaciones interanuales, se encuentran diferencias abrumadoras a favor de la inflación. Entre julio de 2023 e igual mes de este año, el IPC tuvo un aumento del 263,4% y ninguna de las ramas de trabajo llega siquiera a acercarse a ese valor. En detalle, los salarios de los trabajadores formales avanzaron 235,1% en ese período, seguidos por los informales (178,9) y los estatales (170%)
¿Más cerca o más lejos de la pobreza?
El jueves se dio a conocer un resultado verdaderamente alarmante en relación a los niveles de pobreza en el país. De acuerdo a lo informado por el Indec, más de uno de cada dos argentinos son pobres y el 18,1% son indigentes. No es un dato menor, teniendo en cuenta que es justamente el nivel salarial, en comparación con el costo de una canasta básica, el que determina qué familias son pobres y cuáles no.
En base a los resultados mencionados anteriormente, con la inflación subieron muy por encima de los salarios en el transcurso de los últimos doce meses, el incremento de los niveles de pobreza era algo esperable. Ahora bien, ¿Qué puede pasar a futuro? lo cierto es que habrá que esperar al próximo informe de pobreza para saberlo con exactitud, pero un análisis de algunas variables económicas puede dar un indicio de lo que se espera para el segundo semestre del año. En concreto, se debe comparar la evolución de los sueldos con el incremento de la Canasta Básica Total (CBT) y la Canasta Básica Alimentaria (CBA).
Repasando, el índice de salarios creció 98,1% en los primeros siete meses del año. En ese lapso de tiempo, la CBT tuvo un incremento del 81,7%, lo que significa que los trabajadores recuperaron poder adquisitivo en relación al caso de los productos y servicios que componen una canasta básica. Es importante recordar que la CBT mide el total de gastos que debe hacer una familia tipo para cubrir el 100% de sus necesidades durante un mes, por lo que los hogares con ingresos por debajo de ese valor son considerados “pobres”.
En tanto, la CBA presenta una variación del 68,6% en el período analizado, un valor que también estuvo por debajo del incremento promedio de los salarios. En el caso de la Canasta Básica Alimentaria, la medición determina cuál es la línea de la indigencia.
En síntesis, tomando en cuenta la evolución de ambas variables durante este año (salarios y canastas), es esperable que algunas familias salgan de la pobreza, al menos de manera momentánea. Por supuesto, la verdad la tendrá el informe de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que publicará el Indec recién dentro de algunos meses.
Fuente: Infobae