Aseguró que se enteró del ataque por televisión y que está preso por error. “Nunca tuve un arma en mi mano”, sostuvo.
En la segunda audiencia del juicio a “la banda de los copitos” por el intento de asesinato a Cristina Kirchner, decidió declarar Nicolás Carrizo, acusado como partícipe secundario del hecho ocurrido el 1° de septiembre de 2022. Se desligó de cualquier tipo de responsabilidad y aseguró que se enteró del atentado por televisión. “Me metí en este quilombo por una joda y no puedo creer que esté preso”, dijo.
Al inicio de su declaración, explicó cómo empezó su vínculo con Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte. “Los conocí una noche en la que estábamos de fiesta con un grupo. Al otro día volvieron y me dijeron que se habían olvidado una campera. La busqué en la casa de Checho (donde trabajaban con el algodón de azúcar), porque él los dejó pasar, y en un momento entraron a la pieza de Checho. Ahí fue cuando hablé por primera vez con Sabag Montiel, mientras esperábamos a los dos. Me dijo que trabajaba con los coches, que los tenía rotos y quería arreglarlos. Ese fue el día que me presenté, porque el día anterior fue un hola y chau”, explicó.
“Un día empezaron a vender copitos y volvieron sin nada. Ahí se me ocurrió que nos fuéramos a la Costa a vender. Algo que les copó a todos. Ahí hice un grupo de trabajo, estaban Sabag, Uliarte y todos los chicos que trabajaban conmigo. Unos días después ellos dos fueron a Tigre y ahí se cruzaron con un canal de televisión y hablaron por primera vez. Ese día, Sabag en el grupo de WhatsApp mostró un link donde habían salido”, comentó.
Luego, dijo que empezaron a salir varias veces en medios de comunicación y que comenzaron a dar entrevistas de forma recurrente. “Me decían que lo hacían para publicitarse”, comentó.
“Yo les avisé a ellos por chat que nos íbamos a quedar sin trabajo por unos días por el tema del alquiler del lugar para trabajar, y no sé si Uliarte o Sabag me respondieron que no había problemas. Conseguimos lugar y el 1° de septiembre me acosté tarde, me levanto, miro un resumen de fútbol y cuando llegó la noche, estaba con el celular y un amigo me dijo que habían intentado asesinar a la vicepresidenta. En ese momento no le presté atención. Y me dice, fue un tal Sabag Montiel. Prendí la televisión y lo vi entre la multitud intentando gatillar cerca de la cabeza de Cristina Kirchner”, aseguró.
Después de eso, aclaró que llamó a Brenda Uliarte para preguntarle qué había pasado y que ella dijo que no sabía “nada”, porque incluso hacía dos días que no veía a Sabag Montiel.
“En un momento le dijimos a Brenda que la acompañábamos a la televisión para hablar, porque ella estaba mal. Fue al día siguiente del atentado que dimos la entrevista. El 4 de septiembre estaba llevando una garrafa para trabajar. Prendo la televisión a la noche con unos amigos y vimos a unos inquilinos que supuestamente le alquilaban la casa a Sabag Montiel. Ahí la llamé y me contó que en realidad ella sabía todo desde el principio pero que por miedo no quiso decir nada. Ahí me enojé, porque siempre me mintió. Yo ni los conocía y les di trabajo. Tuve una buena intención con ellos, y al resto de los chicos también y les allanaron la casa. Después me enteré que la habían detenido”, contó.
Luego de eso, dijo que con el resto de sus amigos decidieron ir a la policía para explicar todo lo que había pasado. “Declaré ante el fiscal Rímolo, conté todo y entregué mi celular. Fuimos a la casa de uno de los chicos. Vuelvo a mi casa y le conté todo a mi hermano. Unos días después empezó a venir una cámara a casa. Se había filtrado un estado que yo había subido contra Alberto Fernández. A las horas me detuvieron. Después de eso, me llevaron a Ezeiza y ahí después de unos días vi a mi abogado”, aclaró.
“Cuando pasó lo del atentado, yo empecé a abrir mi celular y aparecían muchos memes, cosas para el chiste. Yo me sumé a eso. Estábamos tomando un fernet, algo cotidiano en la casa de Sergio. Estaba entonado y empecé a mandar mensajes primero a la hija de la pareja de mi papá, le dije que éramos una organización. Quería que se comieran el verso. Y al hijo de la pareja de mi papá también le mandé, le dije que ‘la íbamos a matar’, que ‘estaba todo organizado’. A otro amigo también le mandé. Era una joda. Nunca me lo tomé en serio. A mi prima, que también era kirchnerista, le mandé. Era para caerle mal y hacer que ella explotara. Me metí en este quilombo por una joda y no puedo creer que esté preso. Pensaba que se iba a solucionar. Nunca me dieron domiciliaria. Nunca tuve un arma en mi mano. Nunca disparé”, aseguró.
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