Aunque menos renombrado como superalimento, este alimento supera en proteínas a muchas fuentes animales. Su potencial nutricional data de tiempos ancestrales.
En el mundo de la nutrición, los frutos secos se destacan por sus múltiples beneficios para la salud, especialmente en la protección del sistema cardiovascular. Estos alimentos son ricos en nutrientes esenciales como ácidos grasos saludables, fibra y antioxidantes, lo que los convierte en aliados efectivos para reducir el colesterol LDL, comúnmente conocido como el “colesterol malo”. A menudo, se insiste en los beneficios de las almendras, las nueces y las avellanas, pero tiende a pasarse por alto otro tipo de fruto seco, que aunque menos conocido en este aspecto, puede ser incluso más potente.
Sorprendentemente, este fruto seco también es una fuente excepcional de proteínas, llegando a superar el contenido proteico del huevo, un alimento muchas veces considerado estándar en el aporte proteico. Sin embargo, sus beneficios no terminan ahí, ya que también contiene compuestos bioactivos como el resveratrol y fitoesteroles que potencian su capacidad antioxidante y su impacto positivo en el metabolismo lipídico. Este alimento todo en uno, más conocido por su presencia en ciertos snacks y mantequillas, es el maní.
El maní es un alimento que, a pesar de ser técnicamente una legumbre, es comúnmente clasificado junto a los frutos secos debido a su perfil nutricional similar. Originario de América del Sur, el maní se ha destacado por su contenido en proteínas, grasas saludables y fibra, lo que lo convierte en una opción nutritiva y versátil en la dieta diaria. Los expertos resaltan su capacidad para reducir el colesterol LDL “malo” gracias a su alto contenido de grasas mono y poliinsaturadas, contribuyendo así a la salud cardiovascular. Además, contiene una variedad de compuestos bioactivos, como polifenoles y resveratrol, que brindan efectos antioxidantes y antiinflamatorios.
Su inclusión regular en una alimentación balanceada ofrece múltiples beneficios para la salud. Estudios han demostrado que el consumo de maní puede mejorar el rendimiento cognitivo y reducir la respuesta al estrés, así como disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Aunque es un alimento energético y lleno de nutrientes, es recomendable consumirlo con moderación, preferiblemente sin sal, para maximizar sus beneficios y evitar efectos adversos. De esta manera, el maní se posiciona como un componente importante en una dieta sana, siendo además una opción económica y accesible en comparación con otros frutos secos.
Los beneficios del maní para la salud
El maní ofrece diversos beneficios para la salud, entre los que destaca su contribución a la salud cardiovascular. Contiene grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas que ayudan a reducir el colesterol LDL “malo” y aumentar el colesterol HDL “bueno”, reduciendo así el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Además, es rico en proteínas, fibra, vitaminas y antioxidantes como el resveratrol, que contribuyen a mejorar el rendimiento cognitivo, la respuesta al estrés y promueven la longevidad.
El maní también favorece el equilibrio energético y puede funcionar como antidepresivo natural, ayudando a generar serotonina en el cerebro. Además, proporciona ácido fólico, lo que es beneficioso para mujeres embarazadas o que planean concebir, apoyando un desarrollo fetal saludable. El consumo moderado de maní puede mejorar el funcionamiento del hígado y facilitar el procesamiento del azúcar por el páncreas, siendo una excelente adición a una dieta equilibrada. Sin embargo, es importante consumirlo sin sal y en cantidades adecuadas debido a su alto contenido calórico y el potencial riesgo de alergias en algunas personas.
¿Cómo ayuda el maní a reducir el colesterol?
El maní ayuda a reducir el colesterol gracias a su contenido en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, que contribuyen a disminuir los niveles de colesterol LDL “malo” y a aumentar el colesterol HDL “bueno”. Estos tipos de grasas saludables facilitan el mantenimiento de un perfil lipídico equilibrado en el organismo, lo que disminuye el riesgo de acumulación de grasa en las arterias y, por ende, de enfermedades cardiovasculares.
Además, el maní contiene fitoesteroles, compuestos que bloquean la absorción de colesterol en el intestino. Estos fitoesteroles, junto con otros antioxidantes como el resveratrol, proporcionan una ventaja añadida al prevenir la oxidación del colesteral LDL, reduciendo la inflamación y el riesgo de enfermedades cardíacas. Gracias a estos componentes, el consumo regular y controlado de maní puede ser beneficioso para el corazón, siempre y cuando se elija preferentemente la versión sin sal.
El valor nutricional del maní
El maní es un alimento con un perfil nutricional muy completo. Destaca por ser una fuente rica en grasas saludables, principalmente monoinsaturadas y poliinsaturadas, que ayudan a reducir el colesterol LDL y aumentan el HDL. Además, proporciona una alta cantidad de proteínas, nutrientes esenciales como fibra, antioxidantes, hierro y magnesio, y compuestos bioactivos como el resveratrol.
En cuanto a la comparación de proteínas, el maní contiene un valor proteico notable, siendo superior al de muchos alimentos de origen vegetal e incluso comparable a algunos de origen animal. Para ilustrar, 100 gramos de maní contienen aproximadamente 25 gramos de proteínas, mientras que un huevo grande posee alrededor de 6 gramos. Esto convierte al maní en una excelente opción para quienes buscan enriquecer su dieta con proteínas de origen vegetal.
¿Puedo comer maní todos los días?
Sí, se puede comer maní todos los días, siempre y cuando se consuma en cantidades adecuadas y sin sal. Los estudios destacan que el maní aporta numerosos beneficios para la salud, como la reducción del colesterol LDL “malo” y apoyo a la salud cardiovascular. Sin embargo, es importante moderar el consumo debido a su alto contenido calórico. Se recomienda una ración diaria de alrededor de un puñado, lo que puede integrarse fácilmente en una dieta equilibrada.
Fuente: Infobae
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