El autor del brutal crimen habrá cumplido su condena de 25 años de prisión el próximo 28 de octubre, y podría quedar en libertad. Torrico anticipó hace unos años que si queda libre, se irá a Bolivia, su país de origen.
Marcelo Torrico, condenado por el horrendo asesinato de los hermanitos Melani y Octavio Leguina, cuyos cuerpos fueron hallados el 10 de mayo de 1998 tras una intensa búsqueda, podría recuperar su libertad el próximo 26 de octubre, cuando cumpla los 25 años de prisión que se le impusieron.
El caso, que en su momento conmocionó a toda Salta, ha vuelto a generar debate, ya que Torrico fue sentenciado bajo la legislación anterior a la modificación de 2004, introducida con la Ley Blumberg, que extendió las penas para ciertos delitos graves. La posible liberación del homicida ha generado un fuerte rechazo en la opinión pública, a pesar de que su condena está por cumplirse en pocas semanas.
El brutal crimen
El pasado 10 de mayo se cumplieron 26 años del brutal crimen. Los niños habían sido secuestrados el 4 de mayo de 1998. Después de ser buscados intensamente, los cuerpos fueron encontrados el 10 de mayo de ese año, brutalmente atacados en un descampado. El 3 de mayo de 1998, Torrico estuvo bebiendo y consumiendo drogas hasta la madrugada del día siguiente junto a Ariel Brandán, momento en que decidieron secuestrar a dos de los hijos de Miguel Ángel Leguina, un pintor de brocha gorda, para vengarse, supuestamente, de una “mejicaneada” de este.
Ambos conocían el itinerario de Melani (9) y Octavio (7), quienes salían muy temprano de su casa para dirigirse al hogar de niños Casita de Belén. Los nenes subían a un colectivo y luego caminaban 14 cuadras hasta llegar al lugar donde tomaban el desayuno y luego iban a la escuela Nuestra Señora de la Candelaria, en Villa Costanera. Esa mañana, los pequeños inocentes fueron interceptados por los delincuentes, quienes los invitaron a subir a un auto Volkswagen Gacel amarillo. Sin sospechar nada, subieron confiados, ya que conocían a Brandán, que formaba parte del círculo de su padre.
A partir de allí todo fue un misterio. Los niños fueron buscados durante 6 días hasta que en una senda rural, en la zona sur de la capital salteña, encontraron sus cadáveres. Quienes vieron sus cuerpos se desvanecieron: sus cabezas estaban destrozadas. Los habían ultimado a golpes de piedra. Pero no fue todo: las pericias demostraron que previamente fueron torturados y la niñita violada por Torrico sobre el capot del auto, mientras Brandán obligaba al hermanito a observar la terrible escena. Después de varias detenciones y de casi un año de investigación, aprehendieron al cómplice de Torrico. Y en enero de 1999, tras el arresto de dos hampones, surgió el nombre del despiadado criminal, que por entonces escondía sus actividades actuando como remisero. En marzo de ese año, fue atrapado. Torrico confesó el crimen, se hizo cargo de la violación de la nena pero endilgó los asesinatos a su amigo.
La fuga de Villa las Rosas
El 1 de enero de 2006 Marcelo Alejandro Torrico se fugó del penal salteño de Villa Las Rosas, donde cumplía la condena de reclusión perpetua (25 años, según lo establecía la ley en ese entonces. Hoy son 35 años). En septiembre de 2006, el peligroso delincuente fue atrapado en la estación Retiro robando celulares. En ese entonces una comisión de la policía de la provincia viajó a la Capital Federal para iniciar los trámites de traslado del preso, que requerirá de un exhorto de la justicia. Por este hecho no existe ninguna condena.
Fuente: El Tribuno
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