El hombre habló en exclusiva con Profesional y contó detalles de lo que tuvo que atravesar desde lo sucedido hace 9 meses a la salida de un boliche.
A nueve meses del siniestro vial en avenida Paraguay, Edgardo Oviedo y Erika Salcedo continúan pidiendo justicia. Cabe aclarar que la causa, en la que está imputado Juan Sebastián Albornoz, fue elevada a juicio. El acusado circulaba sin luces, a alta velocidad, pasó el semáforo en rojo y tenía alcohol en sangre.
Mientras tanto, en exclusiva con Profesional, Edgardo contó el cambio radical que hubo en su vida y la de sus familiares tras lo sucedido.
“Lo único que puedo decir es que quiero Justicia, por todo el daño que nos ocasionó a nosotros y a mis hijas. Tengo tres: una de 18, una de 7 y otra de 5, ese día quedaron al cuidado de mis padres y yo les dije que las buscaba el domingo, pero aparecimos después de un mes, yo sin piernas y mi esposa en silla de ruedas porque estaba fracturada y sin poder caminar”, expresó angustiado.
Oviedo recordó que a Erika la arrastró 100 metros, hizo marcha atrás para escapar y la volvió a atropellar, y hubo un tercer atropello hacia ella. Por lo tanto, pidió que “no quede como un caso más”.
En cuanto a su vida diaria, dijo que hace 9 meses está viviendo y durmiendo en el comedor de la casa de sus padres, mientras que su mujer quedó en el departamento que alquilaban porque él no puede subir las escaleras y ella camina con andador. Sin embargo, está esperando que le den una malla porque tiene una hernia y una “pelota” en la panza.
“Fue todo muy trágico, sigue siendo muy doloroso”, agregó.
Luego, contó que él recuerda que estaba con el carro luego de trabajar afuera de un boliche y lo iban a dejar en la vereda del frente porque al día siguiente había partido en el estadio Martearena y pretendían volver solo con la mercadería para seguir trabajando. En ese momento, el semáforo se puso en rojo y él comenzó a cruzar con un amigo y su señora, allí fue donde apareció Albornoz y los atropelló: no se acuerda de más nada y se levantó en el hospital sin piernas.
Edgardo contó que cuando se vio comenzó a gritar desesperadamente porque “no entendía nada”, y sumó que llegaron en código rojo y los médicos no le daban más de dos días de vida, pero ocurrió un milagro. Ahora, solo esperan justicia.
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