Habrá 16 películas producidas total o parcialmente en Argentina, en competencia oficial y distintas secciones.
El cine argentino será protagonista de la nueva edición del Festival Internacional de San Sebastián, que comienza este viernes y se extenderá hasta el sábado 28. El festival de cine de habla hispana más importante del mundo recibirá a 16 películas producidas total o parcialmente en Argentina, en el concurso oficial y en las secciones New Directors, Horizontes Latinos, Zabaltegi-Tabakalera, Cine Infantil y Proyecciones Especiales. A su vez, en el apartado de Industria del festival, hay seis proyectos argentinos seleccionados en el Foro de Coproducción Europa-América Latina, tres films en su etapa final de postproducción en el WIP Latam y un proyecto de Ikusmira Berriak (dedicado al desarrollo de nuevos talentos) participado por una productora argentina. Y como si todo esto fuera poco, todas las secciones competitivas tendrán un argentino o argentina como integrante del jurado
Toda esta enorme movida –que incluye un acto oficial de apoyo al cine argentino el martes 24– es posible no sólo por la importante capacidad que todavía tiene el cine nacional de generar un cine plural y diverso sino también, y muy especialmente, por la determinación con que el director del festival, José Luis Rebordinos, viene defendiendo al cine argentino desde que el gobierno libertario se propuso destruirlo. “No vamos a permitir que el cine argentino desaparezca”, afirma Rebordinos.
Director desde 2011 (muchos años antes incluso ya integraba sus equipos de programación), Rebordinos logró posicionar a San Sebastián como un festival de primera magnitud, capaz de convocar a los grandes nombres del cine internacional al mismo tiempo que le dio un lugar prominente al mejor cine español y de América latina. “San Sebastián siempre tuvo, tiene y tendrá una mirada muy fuerte hacia el cine latinoamericano: compartimos una lengua en común que hablan más de 500 millones de personas”, explica. “Entonces, aparte de los rasgos sociales, políticos, emotivos (las corrientes inmigratorias en ambos sentidos) que compartimos, hay que entender que somos también un mercado de 500 millones de hispanohablantes. Y en un festival de cine nos tenemos que ocupar de eso, ocupar y preocupar”.
Fuente: Página 12