Se trata de los Orion P3 que la Argentina compró a Noruega. Reforzarán el control y supervisión sobre el espacio marítimo.
Después de una larga espera y negociaciones aún más extensas, este fin de semana llegarán a la Argentina los primeros aviones militares adquiridos por el gobierno de Javier Milei. Se trata de las aeronaves P3 Orion Charly, fabricadas en Estados Unidos y que, actualmente, están en manos de Noruega.
Entre este sábado y domingo aterrizará en el país uno de los cuatro aviones que se le compararon al gobierno noruego. Se espera que los restantes arriben para el primer semestre del próximo año, posiblemente hacia marzo. Serán clave para complementar el patrullaje marítimo, principalmente la milla 200 de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de nuestro país.
El motivo de este envío en partes es sencillo: el pago de los aviones. La Argentina desembolsó unos 10 millones de dólares en junio y resta pagar cerca de 60 millones más, 40 hacia fin de año y lo restante para el segundo semestre de 2025. Es por eso que Noruega irá liberando las aeronaves a medida que se le llegue el dinero.
El envío de este primer avión es un gesto de buena voluntad por parte del gobierno noruego, teniendo en cuenta que la Argentina pagó una mínima parte del presupuesto total. Puertas adentro de la Casa Rosada lo toman como un respaldo a la reputación internacional en materia de Defensa y Seguridad que se fue construyendo esta gestión desde la asunción.
A pesar de que la Argentina se encuentra en un proceso de reequipamiento de sus Fuerzas Armadas para acercarse a los estándares de la OTAN, el financiamiento de estas compras no es para nada sencillo. En el caso de los Orion P3, parte del dinero ya estaba previsto desde el presupuesto nacional de 2022. Pero, al ser en pesos y ante una fuerte devaluación, el Ministerio de Defensa tuvo que recurrir a Economía para poder completar la cifra en dólares.
Las negociaciones por la adquisición de estos aviones vienen de la gestión anterior. Aunque el exministro de Defensa Jorge Taiana había firmado un convenio con la contraparte Norwegian Defense Materiel Agency (NDMA), la administración de Alberto Fernández nunca terminó activando la compra, incumpliendo, inclusive, la fecha de pago del primer desembolso. Puertas adentro en el Gobierno hay enojo porque entienden que, de haberse respetado los plazos, la Argentina hubiese ahorrado dinero en la operación total.
La adquisición de estas nuevas aeronaves responde a una cuestión geopolítica, pero, sobre todo, de defensa del territorio nacional. Cuentan con una autonomía de vuelo de entre 13 y 14 horas, lo que permite cubrir sin inconvenientes el litoral marítimo argentino, la plataforma continental y la milla 200, donde se concentran centenares de barcos pesqueros y el patrullaje de las Fuerzas Armadas junto con Prefectura Naval.
Además, los aviones noruegos de fabricación estadounidense poseen un radar para vigilar 60 millas para cada uno de sus lados, conexión al sistema de monitoreo naval AIS y la posibilidad de conectarse directamente con los buques de patrulla que navegan constantemente en el límite de la zona exclusiva económica argentina.
A medida que empiecen a llegar al país, las cuatro aeronaves estarán bajo la órbita de la Armada y quedarán a disposición operacional del Comando Conjunto Marítimo, que depende del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, a cargo del brigadier general Xavier Isaac.
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