En el marco de la vuelta de las semifinales de la Copa Libertadores, el público brindó un espectáculo maravilloso cuando los protagonistas se presentaron en el terreno de juego. Sin embargo, el Millonario quedó eliminado.
Luego de la preocupante caída sufrida en Brasil por 3 a 0 frente a Atlético Mineiro por la ida de las semifinales de la Copa Libertadores, los hinchas de River Plate debieron recurrir a la fe para soñar con una hazaña en el Monumental. Marcelo Gallardo siempre los impulsó a creer, y en esta ocasión, los fanáticos brindaron lo que es para muchos “el mejor recibimiento de la historia” a sus jugadores.
Si bien el objetivo de remontar la serie frente a Atlético Mineiro no se cumplió (el encuentro de vuelta quedó 0 a 0), lo que vivió el estadio Monumental con casi 90 mil personas quedará en las páginas grandes de la historia del fútbol argentino.
Como ocurrió en 1996, cuando el Millonario se impuso ante América de Cali, el mítico escenario que albergó al Mundial de 1978 se vino abajo. Con los constantes fuegos artificiales, banderas, bengalas y color, el público fue parte de un espectáculo adicional al que se disputó sobre el terreno de juego.
El cielo se convirtió en un infierno rojo y blanco, en el que sólo se veían sombras bajo un mismo grito: “¡Yo quiero la Libertadores!”.
Fue un carnaval el que se vivió en el Monumental con los hinchas que emocionaron a los futbolistas y al cuerpo técnico, quienes salieron a la cancha con la ambición de dar el golpe ante el conjunto liderado por Gabriel Milito. A Gallardo se lo vio conmovido por la reacción de la gente que fue a acompañar a su equipo pese a la adversidad.
Para los más nostálgicos, se trató de un show que estuvo a la altura del que se vivió en la final de la Copa Libertadores de 1996.
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