El gobierno chavista no permitirá que participe María Corina Machado. Los canales están abiertos fuera y dentro del país. Los distintos escenarios que se plantean a futuro.
Lula Da Silva, presidente de Brasil, ya dio el puntapié inicial. Quiere sentar en una misma mesa de negociación a Nicolás Maduro y Edmundo González Urrutia. No será nada fácil. Deberá convencer a dos puntas. Al propio presidente, con la presión del bloque de izquierda conformado por Brasil, Colombia y México, pero también a la líder de la oposición, María Corina Machado, para que se aparte de cualquier tratativa.
El presidente brasileño sabe que Machado está vetada por el chavismo. En el Palacio de Miraflores aseguran que no se olvidan de que durante años fue una dirigente radicalizada con aceitados contactos en la Casa Blanca y que respaldó, aunque ella lo niega, el fallido golpe contra Hugo Chávez en abril de 2002. Además, temen su arraigada popularidad.
El plan se cocina dentro y fuera de Venezuela. En el exterior, desde Brasilia, a través de un grupo de contacto integrado por Lula y sus pares de Colombia, Gustavo Petro, y México, Andrés Manuel López Obrador, y bajo la atenta mirada de Gabriel Boric, de Chile, y hasta de la expresidenta de Argentina Cristina Kirchner. En Caracas, también hay movimientos.
El escenario de hoy es de máxima tensión en las calles. Maduro no piensa abrir un diálogo bajo estas circunstancias. “Para el gobierno es indispensable llegar a una mesa de negociaciones tras haber aplacado las protestas. Si no, va a parecer como que se vio forzado a negociar”, dijo el analista venezolano Jesús Seguías.
Pero en Caracas la oposición duda de la disponibilidad de Maduro para negociar. Temen que el chavismo radicalice la represión o busque anular las elecciones y convocar a un nuevo proceso electoral para diciembre próximo, desconociendo lo que consideran fue un triunfo aplastante de la oposición en los comicios.
Lula deberá además convencer a María Corina Machado de alejarse de la primera línea de combate. Maduro jamás aceptará sentarse con ella ni enviar a algún representante a negociar con la líder indiscutible de la oposición.
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