María Cantero aparece comprometida en los chats y podría ser imputada como encubridora. “Él está con muchos problemas, con mucha presión”, le contestó la secretaria.
“No le digas a nadie que me mandaste esto”, fue la respuesta de María Cantero cuando recibió la captura de los chats que le envió Fabiola Yañez. Las imágenes no requerían explicaciones: un ojo golpeado, los brazos marcados, pero para que no quede ninguna duda al respecto, le envió las conversaciones con Alberto Fernández, a quien por propia voluntad denunció por violencia de género. La secretaría del ex presidente tuvo conocimiento de la situación y su rol no sería, en principio, el de una simple testigo. La justicia federal investiga si no debería ser citada como encubridora.
Una de las capturas de pantalla de WhatsApp que la ex primera dama compartió con la entonces secretaria de Alberto Fernánfez, decía: “Me volvés a golpear. Estás loco” y con mayor contundencia añade: “Venís golpeándome hace 3 días seguidos”. La respuesta se remitió a decirle: “Me siento mal”.
Las imágenes publicadas por el portal Infobae exponen un enorme hematoma en el ojo izquierdo de Yañez y otro similar en la axila izquierda. Esas fotografías son parte del legajo reservado que constituyó el juez Julián Ercolini cuando encontró las conversaciones en el teléfono de María Cantero, difundido por Clarín el último domingo.
La ex primera dama compartió esas conversaciones y las fotografías con María Cantero, la secretaria del entonces Presidente de la Nación. Una mujer, además, que hace 30 años trabaja con él. Sus respuestas no colaboraron con quien es hoy víctima -en el marco de una causa penal- por la violencia ejercida por Fernández.
Cuando el 28 de junio realizó la audiencia virtual con la ex primera dama, el magistrado le informó que tenía unas imágenes que la colocaban a ella como principal víctima, pero que el impulso penal sólo podía iniciarse bajo su decisión. Es un delito de instancia privada. Yañez no quiso ver las fotografías. Nunca imaginó que terminarían en un expediente judicial.
Su criterio se modificó este martes, cuando voluntariamente llamó al juzgado con la intención de radicar la denuncia contra el ex presidente. “Manifestó estar padeciendo lo que definió como “terrorismo psicológico” por parte de Fernández, así como acoso telefónico, de manera diaria. “Dado que el presunto agresor se contactaba mediante mensajes telefónicos amedrentándola psicológicamente”, se escribió en la resolución judicial.
La causa judicial se abrió, y el principal acusado es el ex Jefe de Estado. El expediente contaba con las pruebas iniciales: los chats y las fotografías, que se filtraron recientemente. Según pudo saber Clarín de fuentes judiciales, habría una mínima diferencia en uno de los chats, pero el contenido es el que condujo a Ercolini a constituir el legajo reservado.
¿Por qué la justicia tiene esas pruebas? Porque en el marco de la causa en la que se investigan los 45 contratos que el gobierno de Alberto Fernández firmó con Nación Seguros con la controvertida intermediación de brokers -entre ellos su amigo, Héctor Martínez Sosa-, se abrió el celular de Cantero. De una conversación con Fabiola se desprenden las imágenes y las conversaciones que dan cuenta de la violencia física que sufrió.
En más de una ocasión, según constataron fuentes de la causa, la ex primera dama le envió las capturas de pantalla de whatsapp a la ex secretaria. “No le digas a nadie que me enviaste esto, yo voy a hablar con él (por Alberto Fernández)”, fue la respuesta de la ex secretaria según pudo reconstruir este medio.
Hubo más y todo bajo la misma tesitura. Cuando Fabiola continúa enviando capturas de chats, fotografías, del otro lado Cantero le dice: “Él está con muchos problemas, está en un momento de mucha presión”. Esas fueron sus palabras hacia la ex primera dama que le estaba dando pruebas explícitas de la violencia ejercida sobre ella.
La contundencia de las fotografías, los mensajes que intercambiaron Fabiola Yañez y Alberto Fernández, en principio, quedaron en la reserva de esa charla con Cantero.
Según fuentes de la investigación, la exsecretaria podría ser citada en su momento a declarar, pero con una acusación sobre ella: la de encubrimiento, dejando de lado la posibilidad de que brinde explicaciones sólo como una testigo más. Su nivel de conocimiento era otro.
En este caso no es un agravante su rol de funcionaria pública, pero sí el conocimiento que tuvo sobre la situación y la pregunta que la atraviesa en el expediente por estas horas: ¿Habló efectivamente con el ex presidente? ¿Tomó alguna medida? ¿Sugirió radicar la denuncia?
El material difundido durante las últimas horas coloca esas pruebas en primer término. “Los testimonios pasan a un segundo plano cuando hay fotografías y chats que dan cuenta de los hechos denunciados”, aseguró una fuente judicial.
Cuando Fabiola Yañez decidió avanzar con la denuncia penal, el juez Juliá Ercolini en tres oportunidades le preguntó si deseaba instar la acción penal en ese momento. Siempre con la misma respuesta, al finalizar la audiencia se le preguntó ¿Estamos hablando de quién? “De Alberto Ángel Fernández”, concluyó ella, visiblemente angustiada.
En el marco de esa audiencia, la ex primera dama manifestó que va a declarar, aportando más pruebas. El juzgado le explicó que al estar bajo juramento, la próxima instancia iba a ser escucharla para que aporte las pruebas que dice poseer -más allá de lo que ya tomó estado público-, y un correlato de los hechos denunciados.
Cuando las actuaciones llegaron a manos del fiscal Carlos Rívolo, se puso en contacto con la ex primera dama. Se le explicó en esa conversación cómo continúa el proceso penal que se inició el martes. Pero, primordialmente, se puso a su disposición el área de la Procuración General de la Nación que brinda asistencia y contención a mujeres víctimas de violencia. Asimismo, se le dio intervención a la Unidad Fiscal especializada en este tipo de delitos que se comunicó este jueves con Yañez.
Con un marco de contención institucional activado, lo siguiente fue indicarle a Yañez que cuando ella considere que puede hacerlo, se le tomará la declaración testimonial.
Fuentes de la causa remarcan: “La víctima declara cuando puede”. No hay plazos. El expediente tiene un particular foco en la víctima y en garantizar todas las instancias que necesita para en un marco de contención y en el que se sienta segura, pueda declarar.
¿Por qué es primordial su palabra? Sin el testimonio de Yañez la fiscalía no adelantará estrategias pero es improbable la citación de testigos, explicaron fuentes judiciales a Clarín.
Esa declaración ampliará los primeros dichos: haber manifestado su voluntad de iniciar la acción penal contra Fernández. La fiscalía aguarda por los detalles de los sucesos de violencia que sostiene haber sufrido. Lugares, situación, fechas, contexto que podrían incluir testigos, todos esos elementos son los que se aguardan.
Cuando la ex primera dama se encuentre en condiciones de brindar su testimonio, se abrirá un abanico de posibilidades en la causa penal: personas a convocar a declarar como testigos, constataciones de fechas, y otras medidas que tiene bajo análisis la fiscalía bajo una estricta reserva en “pos de la preservación de la víctima”, como remarcan desde el Ministerio Público Fiscal.
Los chats y las imágenes
“Esto no funciona así, todo el tiempo me golpeás”, comienza la entonces primera dama. “Es insólito”, sigue la conversación. “No puedo dejar que me hagas esto cuando yo no te hice nada”, continúa el hilo de mensajes que envió en tan solo dos minutos, en el que incluyó fotos de los moretones y las consecuencias físicas de golpes.
“Y todo lo que trato de hacer con la mente centrada es defenderte y vos me golpeás físicamente”, prosigue. Y, antes de mostrar la foto con el moretón en el brazo, añade: “No hay explicación”.
“Esto es cuando me zamarreaste”, indica Yañez al mostrarle las fotos, en la que se la ve golpeada en un brazo y en un ojo.
En otra captura de los chats, Alberto Fernández le pide en tres mensajes consecutivos: “Pero dejá de discutir. Al final terminamos peleados nosotros por todos los demás. Por favor. Vení”.
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