Empeora con el estrés del momento por falta de comprensión. Es muy frecuente y consideran fundamental concientizar en las escuelas.
Hace poco se conmemoró el Día Internacional de la Epilepsia -24 de mayo- motivo por el cual, en su columna semanal por Profesional, el doctor Bernardo Biella recalcó ciertas claves a tener en cuenta para detectar la enfermedad y ayudar a quienes la padecen.
Se trata de una enfermedad frecuente, crónica, no contagiosa ni incapacitante pero que puede generar segregación social si no se toma conciencia. El médico dijo que la escuela es el lugar ideal para generar el cambio de cultura que se requiere para ser parte comprometida desde la interpretación y el consenso.
Biella describió coloquialmente la enfermedad y dijo que puede aparecer a cualquier edad, con frecuencia frente a cambios hormonales como la menstruación, también por tumores o accidentes cerebro vasculares, pero pueden ser causas de las más variables.
Explicó que la epilepsia es un “piquete” que hace un grupo de células neuronales en medio de los carriles de la información que funcionan como autopistas en el cerebro. La información, que llega a partir de los sentidos, viaja a 300 mil km por segundo y frente a estos piquetes se estrella y se expande por todo el cerebro como descarga eléctrica.
Esto hace que todo funcione mal o deje de funcionar, ya que el cuadro convulsivo es una reacción a las distintas órdenes desordenadas que da el cerebro al cuerpo y, al cabo de 30 o 60 segundos, el cerebro dice basta, se apaga y se reinicia. En ese momento la persona se desploma y vuelve en sí de a poco, aunque durante el proceso relaja esfínteres y puede que tenga vómitos, orina o heces, tornando el momento en algo muy incómodo, estresante, y que puede desencadenar otra convulsión.
Frente a este panorama, es fundamental el acompañamiento de los pares; para ello, una persona que padece epilepsia debe comunicarlo a su entorno para que estos sepan cómo ayudar, algunas formas son: poner a la persona en lugar seguro, colocar ropa debajo de la cabeza o bien apoyarlo en la falda, girarlo en caso de vómitos, no introducir dedos ni ningún objeto en la boca aunque se lastime la lengua (porque la fuerza de los dientes puede cortar a una presión de una tonelada por milímetro cuadrado y puede ahogarse con lapiceras e incluso falanges de algún buen intencionado colaborador) y luego esperar, con luz apagada y la menor cantidad de estímulos posibles. Una vez que se termina el episodio, es recomendable hacerle algunas preguntas antes de que se reincorpore y puede retomar su actividad de rutina.
¿Cómo funciona la epilepsia?
Todos tenemos un umbral convulsivo como si fuera un muro de dos metros, no es fácil saltarlo a menos que haya estímulos poderosos como una fiebre superior a 40, una septicemia o una situación de estrés.
Un epiléptico no tiene ese umbral, tiene una pirca de 50 centímetros, cualquier estímulo los hace saltar. Puede ser comenzar con el período menstrual en las mujeres, patologías diversas u otros.
El tratamiento consiste en medicación recetada por neurólogos, que las obras sociales o en su defecto el sistema de salud pública cubre en gran medida, que consiste en ponerle ladrillos a ese muro para tener la menor cantidad de convulsiones posibles, el tema es que el tratamiento no lleva cemento y el muro se cae todas las noches al ir adormir, por eso la medicación es diaria, entre 3 y 18 pastillas por día.
El tan popular cannabis medicinal vino a subsanar la toma de medicamentos, pero no es la solución definitiva. Aporta y mucho, ya que en vez de 18 se pueden tomar 10 pastillas, y de 10 convulsiones, se puede bajar a una.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, calcula que casi 10 de cada 1000 personas en todo el mundo padecen epilepsia, lo que equivale a casi 50 millones de pacientes. La mayor parte de estos casos (un 90 por ciento) se registran en países en vías de desarrollo, mientras que los países desarrollados se estima que hay entre 40 y 70 nuevos casos por cada 100.000 personas.
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