El Dr. en Ciencias de la Comunicación, Gustavo Iovino, habló con Profesional sobre el choque entre el presidente y la exmandataria. Aseguró que ambos, “hacen un gran negocio con la grieta”.
Javier Milei y Cristina Kirchner son dos eximios monologuistas, convencidos de que podrían ganarle un debate a quien fuera si existiera alguien merecedor de enfrentarlos. Por Profesional, Gustavo Iovino, doctor en Ciencias de la Comunicación, analizó este show de cartas, tuits y discursos que se dedicaron el presidente y la exmandataria, el viernes pasado.
Consideró que esta situación exhibió el abismo que los separa en términos ideológicos pero, dejó entrever también la fascinación mutua de reconocerse en las palabras del otro como el rival preponderante.
Como en un pacto no escrito, expresó el especialista, ambos dieron un paso en la configuración de una nueva grieta que los ubica en polos extremos de un sistema político atomizado, donde se difuminan las lealtades partidistas y reina la desorientación. Según Iovino, la puesta en escena de una enemistad en apariencia irreductible echa humo, además, sobre las negociaciones culposas entre los libertarios y el kirchnerismo para reconstruir el sistema judicial argentino.
“Hay dos personas que hace un gran negocio con la grieta: Milei y Cristina”, aseveró y agregó que lejos de tratarse de una disputa que termina con ganadores o perdedores, resulta una forma de retroalimentarse políticamente.
Sostuvo que a Milei la reaparición de Cristina le cayó como una señal de las Fuerzas del Cielo. Ocurre en pleno rediseño de su perfil de conductor político y cuando necesita otro orden de cosas para resistir las amenazas a su gestión que plantea un Congreso donde La Libertad Avanza está en minoría.
El Doctor expresó que, por su parte Cristina busca consolidar su núcleo duro y mantenerse en la opinión pública “como quien sigue fuerte a pesar de que exista una debilitación del sector peronista kirchnerista y no kirchenista”.
En tanto, Milei necesita un equilibrio entre lo que le hizo ganar las elecciones –la promesa de una liberalización radical de la economía, la denuncia de “la casta”– y aquello que le permite sobrevivir –el cepo cambiario, los aumentos escalonados de tarifas, los acuerdos de continuidad con el antiguo régimen– para seguir imponiendo en un sector muy amplio de la opinión pública de la lógica del “vamos ganando”, aunque el partido apenas haya empezado.
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